McKinsey pide soluciones sostenibles a la escasez mundial de tierras

Un reciente informe de McKinsey ha dado la voz de alarma sobre la inminente necesidad de entre 70 y 80 millones de hectáreas adicionales de tierras de cultivo en los próximos siete años para satisfacer la creciente demanda de alimentos, piensos, combustible y capital natural en todo el mundo. Para ponerlo en perspectiva, equivale al total de tierras de cultivo de Brasil o tres veces el de Tanzania. Sin embargo, la complejidad de factores como el cambio climático y los acontecimientos geopolíticos podrían elevar esta demanda a más de 110 millones de hectáreas.

La investigación prevé que 70% de estas nuevas tierras de cultivo se dedicarán a la fabricación de piensos para la producción ganadera, mientras que 20% se destinarán a cultivos para el consumo humano. El informe también identifica posibles "focos de competencia" en América Latina y el África subsahariana, que podrían convertirse en las principales fuentes de tierras de cultivo adicionales, lo que podría provocar un aumento de los precios de la tierra y los alimentos en estas regiones.

McKinsey calcula que para convertir la cantidad necesaria de pastizales en tierras de cultivo de aquí a 2030 se necesitará la asombrosa cantidad de $300.000 millones de inversión de las partes interesadas públicas y privadas. Sin embargo, el informe subraya que la deforestación ya no es una solución sostenible, e insta a un cambio de paradigma en la forma en que utilizamos la tierra para cumplir los compromisos climáticos y con la naturaleza, al tiempo que atendemos las necesidades de una población mundial en crecimiento.

Amandla Ooko-Ombaka, socia de McKinsey, subraya la importancia de cambiar el enfoque tradicional del uso de la tierra: "Tenemos que cambiar la forma en que utilizamos la tierra para cumplir nuestros compromisos con el clima y la naturaleza y alimentar a una población mundial en crecimiento".

El informe sugiere un planteamiento polifacético para afrontar este reto. Más allá de soluciones tradicionales como la reconversión de tierras degradadas y el aumento del rendimiento mediante un comercio más eficiente, McKinsey subraya la necesidad de un cambio de comportamiento, la reducción del desperdicio de alimentos y la exploración de recursos alternativos en alta mar para fomentar el uso sostenible de la tierra.

McKinsey propone medidas específicas para que las principales partes interesadas del sector agroalimentario compensen más de la mitad de la demanda de tierras de aquí a 2030. Esto incluye estrategias innovadoras como el doble cultivo y la introducción de créditos de carbono para prácticas como la reforestación y la transformación de tierras agrícolas de nuevo en bosques.

Nelson Ferreira, socio principal de McKinsey, insta a todos los agentes de la cadena de valor agrícola a prepararse para cambios significativos. Los proveedores de insumos deben saber que el precio de la tierra aumentará a finales de la década. Los márgenes de los agricultores disminuirán, y los proveedores de insumos tienen que entender lo que significa para los agricultores".

Ver el informe original aquí.

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