Un nuevo informe esboza estrategias para reducir el impacto climático del sistema agroalimentario mundial
Un nuevo informe exhaustivo del Banco Mundial, titulado "Receta para un planeta habitableproporciona un plan detallado para mitigar la importante contribución del sector agrícola y alimentario al cambio climático mundial. El informe destaca el sistema agroalimentario como una de las principales fuentes de gases de efecto invernadero, responsable de casi un tercio de las emisiones mundiales, o aproximadamente 16 gigatoneladas anuales. Esta cifra supera en una sexta parte las emisiones de toda la producción mundial de calor y electricidad.
Según el informe, el sector agroalimentario representa una oportunidad en gran medida desaprovechada para una acción climática rentable. En él se esbozan posibles estrategias para que el sector reduzca drásticamente su huella de carbono sin dejar de satisfacer la demanda mundial de alimentos. Uno de los métodos clave propuestos es aumentar la captura de carbono mediante la mejora de las prácticas de gestión de los ecosistemas y el suelo.
Las implicaciones financieras de la transición a un sistema agroalimentario más sostenible son importantes, pero se consideran muy beneficiosas. El informe sugiere que las inversiones anuales en el sector deben multiplicarse por 18 hasta alcanzar los 1.460 millones de euros en 2030. El objetivo de esta inversión sería reducir a la mitad las emisiones agroalimentarias actuales, estableciendo una trayectoria hacia la consecución de emisiones netas nulas en 2050. El rendimiento previsto de estas inversiones es sustancial, ya que puede generar hasta $4,3 billones en beneficios sanitarios, económicos y medioambientales de aquí a 2030, es decir, una rentabilidad de la inversión de 16 a 1.
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"Receta para un planeta habitable" también esboza funciones diferenciadas para los países en función de su estatus económico. Se anima a los países de renta alta a fomentar las energías renovables en el sector agroalimentario y la transición hacia prácticas alimentarias sostenibles. Estos países también están en posición de desempeñar un papel fundamental en el apoyo a las naciones de ingresos bajos y medios mediante la transferencia de tecnología y el apoyo financiero a las prácticas agroalimentarias sostenibles.
En el caso de los países de renta media, donde se encuentran las tres cuartas partes de las oportunidades de reducción de emisiones, la atención se centra en reducir las emisiones de la ganadería y la producción de arroz, promover prácticas saludables para el suelo y minimizar la pérdida y el desperdicio de alimentos. A los países de renta baja, en cambio, se les aconseja que se concentren en estrategias de crecimiento verde, sobre todo evitando la deforestación para la expansión agrícola, que es una de las principales fuentes de emisiones en estas regiones.
El informe subraya que la aplicación de estos cambios en el sistema agroalimentario no sólo contribuirá a reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, sino que también mejorará la seguridad alimentaria, hará que el sistema alimentario sea más resistente a los cambios climáticos y garantizará la protección de las poblaciones vulnerables durante la transición a prácticas sostenibles.
Esta hoja de ruta establece una agenda clara para la cooperación y la acción mundiales, haciendo hincapié en que todos los países tienen un papel que desempeñar en la consecución de un sistema agroalimentario sostenible y resistente al clima.
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