Potencial de la captura de carbono en la agricultura para reducir las emisiones y aumentar la productividad

A estudio reciente publicado en Alimentos naturales realizado por investigadores del Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA) examina el potencial del secuestro de carbono en tierras agrícolas para mitigar el cambio climático. El estudio destaca la capacidad de las prácticas agrícolas para capturar y almacenar dióxido de carbono (CO2) en el suelo y las plantas, lo que podría reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero, uno de los principales responsables del calentamiento global.

El secuestro de carbono en las explotaciones agrícolas puede lograrse mediante diversas técnicas, como la plantación de cultivos de cobertura, el uso de biocarbón (una forma de carbón vegetal derivado de residuos orgánicos) y la práctica de la agrosilvicultura, en la que se plantan árboles junto a los cultivos. Estos métodos tienen el potencial de absorber CO2 de la atmósfera y almacenarlo en el suelo, convirtiendo las tierras agrícolas en un sumidero de carbono.

Según el estudio, estas prácticas podrían igualar la reducción de emisiones de la forestación a gran escala para 2050, sobre todo en regiones como el África subsahariana y Sudamérica. El secuestro de carbono en tierras agrícolas no sólo ayuda a mitigar el cambio climático, sino que también puede mejorar la productividad y la resistencia de la agricultura, beneficiando a los sectores agrícola, forestal y de uso de la tierra. El estudio sugiere que estos métodos podrían ayudar a conseguir emisiones netas cero en estos sectores para 2050, con costes que oscilarían entre $80 y $120 por tonelada de CO2 equivalente.

Las implicaciones económicas son significativas. El estudio indica que el secuestro de carbono en la agricultura podría reducir las pérdidas de producción económica mundial en 0,6% a mediados de siglo, en comparación con los escenarios sin estas prácticas. Además, los agricultores podrían ganar hasta $235.000 millones de aquí a 2050 mediante incentivos financieros para el almacenamiento de carbono, suponiendo un precio del carbono de $160 por tonelada de CO2 equivalente.

Sin embargo, el estudio también señala retos, sobre todo en el Sur Global, donde las barreras institucionales, estructurales y sociales pueden dificultar la adopción generalizada de estas prácticas. Para aprovechar el potencial del secuestro de carbono en la agricultura, será esencial contar con instituciones eficaces, sistemas de seguimiento e incentivos políticos. Los autores subrayan la importancia de actuar con rapidez para liberar este potencial y garantizar una compensación justa por los esfuerzos de los agricultores.

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